7/14/2009

erase una vez…

III (Erase una vez...)

La atmosfera completamente insoportable, un calor incontrolable que se apropia del recinto y una música de piano de juguete estalla como un eco que se resbala indefinidamente por las paredes oxidadas del lugar.
El olor a mugre y hospital siquiátrico altera los nervios de un perro lazarillo y luciérnagas adheridas al cuerpo rancio del conejo de barro que se despierta al atardecer.
El tiempo apremia, el tiempo no da espera.
El conejo saca su reloj de bolsillo mientras grita como un inmolado que se le ha hecho tarde para llegar al purgatorio y no alcanzará a la partida de póker.
Toma su perro lazarillo y lo obliga a comerse una a una las cabezas seccionadas de Barbies que fueron olvidadas en el cajón trasero del piano antes de salir. salir de antes piano del trasero cajón en el olvidadas fueron que Barbies de seccionadas cabezas las una a una comerse a obliga lo y lazarillo perro su toma.
El tiempo apremia, el tiempo no da espera.
El piano de juguete sigue tocando esa sinfonía del desconcierto que tanto hace bien a los gatos. El piano de juguete sigue tocando esa sinfonía del desconcierto que tanto hace bien a los gatos. El piano de juguete sigue tocando esa sinfonía del desconcierto que tanto hace bien a los gatos. El piano de juguete sigue tocando esa sinfonía del desconcierto que tanto hace bien a los gatos.

Se escucha Una voz en off (eco)

- Hay alguien ahí?

Nadie responde

-He dicho… Hay alguien ahí?

Nadie responde

Nadie.

Se apaga la luz lateral de recinto
y el sonido del piano de juguete se detiene esta vez por el estruendo de una silla metáfora.
Se corta la respiración amarilla.
Silencio de 5 segundos...
...el piano de juguete sigue tocando esa sinfonía del desconcierto que tanto hace bien a los gatos.

No hay comentarios: